miércoles, 30 de mayo de 2007

Del mundo para Medellín


Pocos son los artistas extranjeros que se acercan a la capital antioqueña durante sus giras. No muchas las opciones culturales que presenta esta ciudad. Por lo que me llama la atención que en días pasados la prensa reseñaba poca asistencia al concierto de la mexicana Julieta Venegas, y la semana anterior tuvo que ser suspendido el concierto del venezolano Franco de Vita por pocas boletas vendidas. El año pasado, durante la realización del Festival de Jazz de Medellín, tuve la oportunidad de ir al concierto de Gilberto Santa Rosa. Apartando el hecho que no me quedó claro que hacía este salsero en la programación de un festival de jazz, me sorprendió que pudiera comprar la entrada minutos antes de empezar el espectáculo, pase y conseguí muy buena ubicación. Eso sería impensable en otra ciudad latinoamericana del mundo donde apenas se anuncia que se presentara este tipo de artista y en pocos días se agotan las boletas, sobretodo las de menor valor. ¿Qué pasa entonces en esta ciudad? Traigo a colación tres artistas de diversos géneros y que cautivan a diferentes públicos y generaciones.
Si se quiere que Medellín cada día esté más en la cresta de la ola de un mundo globalizado, no podemos quedarnos con apoyar los eventos regionales y artistas locales (que bien se lo merecen), también debemos abrirnos a lo que se hace y dice en otras partes del mundo. Y solo por curiosidad estar ávidos de espectáculos de lo que ven, sienten, disfrutan u odian en otros rincones del planeta.
De acuerdo a lo que oí ayer en la radio, el empresario que trajo a Julieta Venegas argumentaba que la falta de asistentes a este concierto se debió a que la disquera le cobraba por colocar discos de la cantante durante la promoción del evento y el empresario se negó a pagar por cuanto la promoción salio sin música. Pero es que creo que los jóvenes no necesitan escuchar las canciones para saber de quien se trata cuando se habla de Julieta Venegas. Ni tampoco necesita presentación Franco De Vita o Gilberto Santa Rosa.
Creo que es una cuestión de cultura, de abrirnos más al mundo, y no dejar que las montañas nos arropen sin querernos levantar a ver que pasa después de esa barrera natural.

martes, 22 de mayo de 2007

Espíritu Santo paseó por Calles de Medellín


Si el titular parece extraño pues la explicación también lo es. Se trata de un avión Boeing 727 que permaneció por más de 13 años exhibido en el parque Juan Pablo II y que este domingo 20 de Mayo fue trasladado a su nuevo hogar, al Parque Norte de la ciudad.

Lo novedoso es que el traslado de 8 kilómetros lo hizo la nave rodando por las calles de Medellín. Y ahí el panorama si luce único. Imagínese un avión en medio de la calle, rodeado de edificios y acompañado por curiosos que no paraban de tomarse fotos, además de todo el personal que laboró para hacer posible este paseo, encargándose de sostener grandes árboles para abrir paso al protagonista de la jornada, y colocando al avión a la altura adecuada para atravesar los puentes por donde encima pasaba el metro como un testigo más de este viaje.

El por qué de semejante odisea tiene su justificación, la aeronave será una atracción mecánica que simulara viajes a los visitantes del parque de diversiones que será inaugurado el próximo mes de julio, durante la celebración de la Feria de las Flores.

Trece Horas le tomó al Espíritu Santo (llamado así por el color blanco que exhibe el avión) alcanzar su nuevo destino, tiempo en el que brindó un espectáculo diferente de los apacibles domingos, y ayudó para que una vez mas se hable de la ciudad en otro tono noticioso muy positivo, atractivo y divertido, lejano a las reseñas a las que están acostumbrados en otras partes del mundo a escuchar de esta ciudad. Eso se puede corroborar en el diario italiano La repubblica. http://www.repubblica.it/2006/05/gallerie/esteri/boing-strada/1.html

viernes, 11 de mayo de 2007

¿Hablamos el mismo español?

Recientemente se celebró en Colombia el Congreso Internacional de la Lengua Española y es un buen motivo para que toquemos el tema. Ya somos mas de 440 millones los que hablamos esta lengua, pero si tenemos la oportunidad de visitar algunos de los países de idioma hispano (son más de 20 países) nos damos cuenta que algunas palabras que utilizamos no existen o no las conocen en otros sitios. En cada país hispano en que he estado me percate que algunas palabras que se hablan en Venezuela, Colombia o España (países donde he vivido) no eran entendidas en esos lugares o peor aun tenían significados diferentes. Y fue a partir de ahí que toda interacción con algún hispanoparlante de otro país me hace sentir una especie de sustito por no ir a decir algo inconveniente.

A la hora del almuerzo si está en México no se le ocurra pedir un “pitillo” para pedir el instrumento que nos ayuda a sorber la bebida, allá se pide un “popote”, y si está en España solo lo entenderán si pide una “pajilla”. En el momento de ir al cine, en Venezuela pedimos “refresco y cotufas”, en Colombia “gaseosa y crispetas” y en España una “soda con palomitas de maíz”. Claro, antes hemos “aparcado el coche”, mientras que en Colombia hemos “parqueado el carro” y en Venezuela lo hemos “estacionado”.

En estos días se me ocurrió preguntar en una mueblería aquí en Medellín por el relleno de un puf que estaba en exhibición si era de“anime” y no me entendieron hasta que me enteré que se decía “icopor”. Si se tropieza con un argentino, uruguayo, chileno o peruano, ojala no le pase por la mente mencionar la palabra “concha” pues para ellos no es la corteza o cubierta hogar de los moluscos, sino que significa la parte exterior del aparato genital femenino, es decir, que con la concha se le mienta la progenitora a esta gente. Y si hablamos de “pollera” para muchos de nosotros puede ser el sitio donde se crían los pollos, para los panameños y argentinos se trata de la falda (atuendo femenino) y para los mejicanos puede referirse a la persona que transporta trabajadores indocumentados a los Estados Unidos.

Ni hablar de aquellas palabras que tienen doble sentido, o que se han puesto de moda por el léxico de los jóvenes, ese es un mundo aparte. Para no ir mas lejos en Colombia algo bueno es “chimbo”, en Venezuela algo de mala calidad es “chimbo”.

Solo me llama la atención que cada día estemos más interconectados, en un mundo globalizado que ha eliminado frontera física y hayamos creado un universo donde todos convivimos y todo es permitido en la virtualidad. Sin embargo, hemos podido conservar palabras compartidas solo por nuestros coterráneos y que hacen de nuestro idioma un mundo infinito por conocer.

jueves, 10 de mayo de 2007

De jardin infantil a centro de convenciones


Antes de 1978, cerca a la Universidad de Antioquia existía “El Edén” un oasis dentro de la ciudad que contaba con hectáreas de zonas verdes, balneario y finca de recreo. La Conferencia Mundial de Orquídeas convirtió al oasis en el “Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe” y desde entonces una fundación privada sin ánimo de lucro conserva y preserva la fauna existente y la que está por desaparecer.

Al Jardín Botánico lo conocieron los niños de Medellín, como se conoce un zoológico, un parque de diversiones o un monumento cultural. Todos fueron en bus del colegio a que les explicaran los nombres científicos que colgaban de cada árbol, a darle crispetas a las ardillas y a oír los pájaros mientras el guía de la fundación les indicaba los orígenes de miles de especies.

Olía a césped con pantano, a niño, a jardín infantil, a fiambre y a crispetas de caramelo. Se escuchaba el canto de los pájaros con los gritos de los niños y los “sshhh” de las maestras. Fue creado para la conservación de especies, para la investigación y la educación ambiental de los ciudadanos de Medellín.

Hoy, casi treinta años después, el Jardín huele a cemento. La Administración Municipal de Sergio Fajardo Valderrama renovará sus espacios y aunque no pretende cambiar su vocación, ya el Jardín no es un espacio de niños sino un centro de convenciones y eventos. El Orquideorama, antes usado para la Conferencia de Orquídeas, hoy es salón para matrimonios o recinto de ferias. Y las extensiones de césped ya no son para las ardillas que corren tras las crispetas de los niños sino para espectáculos musicales al aire libre.

La actual directora del Jardín Botánico, Pilar Velilla reconoce que el uso del espacio se ha diversificado sin que haya desaparecido la vocación ambiental y pedagógica. “Los niños y niñas de la ciudad siguen llenando nuestros jardines y continuamos el proceso de investigación y preservación de especies”, pero mientras los niños recorren los caminos del Jardín, se sorprenden con montones de carros que vienen a celebrar un matrimonio hasta el amanecer. Antes a los niños de Medellín les explicaban el manejo de las basuras desde escenarios como éste, hoy esos niños presencian mangas enteras llenas de vasos desechables y basura restante del concierto de anoche.

Según la directora, el Jardín busca abrir sus puertas al resto de la ciudad y re-significar ese espacio para incluirlo más en las lógicas de Medellín. “Hacer eventos importantes y permitir que la gente entre desprevenida a este Jardín, nos permite darle nuevos aires y garantizar su sostenibilidad”. La renovación implica la transformación del antiguo Orquideorama en un espacio ecléctico con diseños naturales y espacios abiertos que logran mimetizarlo en el ambiente verde, ampliación de las salas de exposición y el herbario y adecuación de la biblioteca y el auditorio.

El Jardín Botánico continúa siendo un referente pulmonar de la ciudad y un espacio que nos recuerda la infancia a muchos. Pero además será, en adelante, un centro de eventos que permitirá que la ciudad se apropie de él. Aunque la renovación busca mayor cercanía del Jardín con la ciudad, éste ya no es el mismo, su uso cambió y aunque los niños sigan comiendo crispetas junto a las ardillas, la ascepcia de un evento le quitará naturalidad al Jardín Infantil de antes y le dará categoría al de ahora. ¿Qué preferimos?

Escrito por Carolina Hernández Arango

El Parque Bolívar contado

Hay muchas formas de narrar un lugar, todas disímiles pero fascinantes porque en cada palabra hay un rastro de lo que el espacio ha configurado para sí mismo y para los demás, en una especie de diálogo infinito que cambia de acuerdo a las voces que quieren crearlo.

Los de afuera:

El parque de todos…

“Este Parque ejerce sobre mi una especie de fascinación, porque es un espacio que aún no ha sido intervenido atribuyéndole un uso, responde más a lo que la gente quiere hacer. Es el sitio de los alcohólicos, de los jubilados, de los gays, de los artistas que vienen a cantar, a bailar… hasta a predicar. Por eso me gusta, porque es plural porque es de los pocos parques que le quedan a la ciudad que no parece diseño japonés, es muy nuestro la verdad”.
Sara Mendoza- Diseñadora- 27 años


El parque es extraño…

“Para mi es un parque muy extraño. Yo no lo conozco mucho, solo tengo la idea de que van los travestis, de que es un poco peligroso pero que también es un espacio que refleja la cotidianidad de los vagos.”
Felipe Gaviria- Estudiante de Ingeniería Civil de EAFIT-21 años


El parque artístico

“Lo que más me gusta del Parque es que parece un gran escenario artístico al aire libre, un escenario que nadie programó pero que se mantiene. La Retreta por ejemplo es para mi algo encantador, como se transforma un sitio gracias a la música, los venteros ambulantes se quedan escuchando, la gente guarda un gran respeto. Además es muestra de lo popular, del juego con el ratón y las tapas, de las apuestas…”
Verónica Bedoya- Músico- 38 años

La degradación…

“Creo que es un parque que perdió la tradición. Ahora solo degenerados van allá, puros alcohólicos, desechables y drogadictos. Creo que uno no puede ir allá tranquilo porque se bandalizó por completo. Antes yo iba con mis hijas, ya no lo hago por temor a que les pase algo”
Ramiro Monsalve- Administrador- 56 años

Los de adentro:

“En este Parque yo me rebusco la vida como ventera ambulante que vendiendo el tinto, el cigarrillo, los chicles y el mecato. Yo ya conozco a la gente y me parece muy bueno trabajar por aquí, lo único malo es que la policía a veces no respeta pero qué más se hace…”
Rosalía- Ventera ambulante

“Yo vengo a encontrarme con los amigos que como yo encuentran en el traguito una forma de pasar la vida, por eso este parque es como mi casa. Yo vengo todos los días, aquí almuerzo cuando hay con qué, duermo, converso y escucho música de tanto cuchito que anda por ahí con la guitarra…”
Alberto

Escrito por Juliana Paniagua

Estación Medellín, un espacio para la memoria


Hasta el año 1981, el Ferrocarril de Antioquia tuvo vida; uno de los emblemas del progreso de Medellín y Antioquia había desaparecido para siempre. Hoy, quienes no lo vimos rodar, vivimos de las historias que nos cuentan algunos adultos que lo disfrutaron y de los vestigios que sirven como memoria del ingenio y la grandeza que debió significar la obra para su momento.

Sin duda, uno de los emblemas más significativos de esta obra, fue la Estación Medellín, una estructura de estilo neoclásico francés que se levantó entre 1907 y 1914 en medio del corazón de la ciudad: Guayaquil, donde el viajero era recibido por el bullicio y el ambiente de una plaza pública atestada de gentes de todas las clases y condiciones, la diversidad de aquel entonces, una de las razones por las cuales se le considero a este espacio durante muchos años como un puerto seco.

La estatua de Francisco Javier Cisneros, el ingeniero Cubano que estuvo a cargo de gran parte de esta obra, vigila sigilosamente la entrada a esta, la casa del Ferrocarril, que reposa aún después de casi un siglo, como memoria de un tiempo muy importante para el devenir urbano y económico de la ciudad. Hoy no alberga a los viajeros de antes, ni persigue los afanes de otros tiempos, ni suena, ni huele a terminal. Ahora los bancos, los restaurantes, los sitios de comidas rápidas, las librerías y las oficinas de entidades públicas y privadas, hacen parte de lo que hoy parece más un pasaje comercial, que una estación de tren.

De todos modos, la plaza pública que conserva en el centro, con la locomotora antigua de marco referencial, da la sensación de un espacio agradable para el encuentro de los ciudadanos, un espacio para la apropiación. Tomadores de tinto y fumadores permanecen sentados, conversando y discutiendo sus asuntos en unas mesas agradables a la vista, que invitan a permanecer un rato con el simple ánimo de pasar el tiempo en un sitio que, a pesar de estar ubicado frente a una de las calles más atestadas y contaminadas de Medellín, aparece reposado y tranquilo, incluso fue dotado allí un auditorio para eventos académicos.

La Estación Medellín fue declarada Monumento Nacional en el año 1982 y, por tanto, fue restaurada tres años después. Hoy es un referente histórico, de los pocos que conserva Medellín y, a pesar de no contar con la misma vocación, sirve como resistencia al olvido que nos persigue, para que cada vez que pasemos como transeúntes desprevenidos no nos deje el tren de la memoria.
Escrito por Daniel Botero Arango

Una autopista para el deporte en Medellín


Al mencionar a varias personas palabras como: ciclistas, patinadores, caminantes, atletas, adultos, jóvenes, niñas y niños, les pregunte ¿Qué espacios se vienen a sus mentes al escuchar estas palabras? Ellas y ellos respondieron: espacios rodeados de zonas verdes, grandes árboles, pistas deportivas, un gran lago, canchas, por lo que no fue difícil concluir que es la imagen de un parque la que logra describir estos conceptos.
Para sorpresa de los interrogados las palabras que use eran mi descripción de la autopista norte sur de la ciudad, un vía rápida que en un recorrido de 16 kilómetros integra en sentido norte-sur los municipios de Bello, Medellín e Itaguí y que abre el camino para conducirse al sur y al suroeste del departamento, la misma que durante los martes y jueves en la noche y el domingo en la mañana le brinda a las ciudadanas y los ciudadanos la posibilidad de darle otro uso y otra dinámica al espacio público convirtiéndolo en un escenario deportivo para que los adultos, jóvenes, niñas y niños lo disfruten con una jornada de ejercicio y recreación.
La llamada Ciclovía de la Autopista tiene como objetivo utilizar el espacio público en forma diferente en horas en que estudiantes y empleados tienen tiempo para practicar un deporte. Busca el sano esparcimiento, no la competencia.

En las horas en que la autopista le da permiso al deporte la convierte también en un espacio que da pista al trabajo, de carácter informal para unos y formal para otros, encontramos en este tramo vendedores ambulantes, reparadores de bicicletas, guías contratados por la Alcaldía de Medellín que se ubican en sitios estratégicos para controlar a los usuarios, hacer recomendaciones y prevenir accidentes, guardias montados en bicicletas que observan y están pendientes de posibles accidentes para socorrer a los afectados, policías y agentes de transito que cuidan del uso adecuado y de la seguridad en esta zona de la ciudad.
Cuando la autopista se abre para el ejercicio no solo pone a sudar a los deportistas, pues los conductores se quejan del tiempo que se pierde en la congestión y manifiestan que la ciudad no esta preparada para este tipo de proyectos, expresan que aunque la ciudad se merece espacios como estos, hay que entender que cada espacio tiene su función propia y la de la autopista no es el deporte sino el transporte.
Escrito por Walter Florez

miércoles, 9 de mayo de 2007

Jugando a ser impresionista


La ciudad que habitamos nos marca el ritmo y estilo de vida que vivimos, a través de ella nos formamos una percepción del mundo, por eso no tendrá el mismo sentido de lo que es vivir para alguien que habite Nueva York, Venecia o Medellín. De hecho vemos como dependiendo del lugar que habitamos somos y actuamos de diferentes formas, y de ahí las características que distinguen a un cachaco de un costeño o de un paisa.
La misma ciudad se levanta como un personaje y nos propone distintas formas de entenderla y de acercarnos a ella. Así van surgiendo elementos que están en el aire, se huelen, se palpan, se respiran, se ven y se viven. Intento ver más allá de lo que haría un turista para captar la esencia de cada ciudad donde habito. No quedarme con el momento y la foto sino acercarme a sus habitantes, a su modo de vivir, su cultura, temores, alegrías y sueños, tratando de hacer con todo esto un esbozo, una pintura producto de mis emociones.
La idea del blog surgió desde la cátedra de Ciudad Comunicada que dicté en la Especialización de Periodismo Urbano de la Universidad Pontifica Bolivariana de Medellín, esta ciudad antioqueña que se ha vuelto un personaje interesante para comprender por la historia recientemente vivida que la catalogó en ese entonces como la ciudad mas violenta del mundo. Hoy renace de las cenizas de esa época de violencia y aparece con nuevas formas, siempre conservando la esencia de su cultura paisa, pero, como una serpiente que muda de piel, aprovecha esa nueva piel para una nueva vida. Compartiré con ustedes trabajos presentados por mis alumnos que re-crean muy bien como se vive esta ciudad en momentos de cambios.
Escrito por Maria Victoria Pabon